Al final de sus dias, en el inicio de su muerte

Parecia intoxicado, inevitablemente dopado, asiduo del mundo inconsciente, horizontal y reposado, profundamente esquivo.
Movi ligeramente su cabeza intentando desviar mi conclusion: estaba muerto. No me habia equivocado. Su palidez delataba
su ausencia, su lejania preferia la inmobilidad. Casi alucinante, como verde afluencia de provocacion concupisente, nacio
el motivo pernicioso que procuraria la desilucion mas grande. Podemos decir que esta dormido - dijo mi acompagnante.
La secrecion salival evidenciaba el miedo desmesurado. El sudor ardia mientras empeoraba nuestra condicion de brutal
musico. Eran solo las lagrimas, de aturdicion y desconcierto, de novedad y maravilla, de culpa y soledad, quienes cubrian de
la lluvia y el frio ambiguos. Mas que nosotros, que el canto absurdo del amanecer en medio de sangre y cadaver, entre ropas
costozas y pintura de labios, para disfrutar de la saciedad corporal y dismuir nuestra poca humanidad.
La turbulenta sociedad entre un pensador y un medio para lograr explicita
mi supuesta tarea habia derretido toda alianza cordial y celestial, toda forma de perdurable amistad, alguna expresion del
instinto que llaman espontaneidad. Se descubria en la densidad del aire, en la consecuencia de un mal amor, por entre los
pasillos del antiguo castillo insultado al usarse como museo, para reir y despertar, entre depresion e incolora excitacion,
toda la imaginacion empleada para esculpir el horror. El miedo era mas noble, las cuerdas temblaban sin pudor, el viejo
pedia compasion, otra vez, con gritos sordos, inclinado y petrificado, aturdido y maltratado, en el inicio de su muerte, al final
sus dias, durante la noche mas agria y cruel que jamas pasaria.


La Metamorfosis del dolor

Que sucedera con su familia - me pregunto. Eso debio pensarlo antes de violar el acuerdo - respondi.
Sus musculos iniciaban su camino a la rigidez absoluta, sus parpados oscurecian con cada segundo,
con cada minuto que nos tomaba limpiar y vestir su putrefacto cuerpo, con cada asqueroso y minusculo instance que soportabamos
su hediondo olor. Su esplendor magnifico de hombre sano retrasaba la indeseada fealdad de la muerte para nuestro
posterior beneficio, para ayudarlo a descansar con orgullo de ser bello y sabio, malvado y despiadado. Se ve bien - me dijo.
Lo lograremos, amigo - le dije, en el instante exacto en que cerramos, con mano y brazo, el pacto de silencio mas fuerte y
digno de admiracion. Ya no habia temor ni exasperacion, solo frivolidad sin discusion, sin tratado racional ni codigo de hermandad,
en la estrecha luminosidad durante el tibio el inusual susurro maternal. Ella lo dijo y lo crei: esta bien!. El dolor mutaba en
penitencia por un amor, en el lunar de su rostro infantil, sobre la insignificante imperfeccion del ser mas bello jamas concebido, de
rojos cabellos y ojos amarillos. Era irreal, embriagante, atraccion sobre la cual levitar, oasis de la promesa carnal, cupula del veneno
terrenal. Mi dolor tenia nombre y motivo, ya no era disperso e inmenso, era denso y plateado, como un proyectil en mi cabeza que dolia
con cada estimulo, que marchitaba cada feliz instante junto a la mujer mas bella. Mi dolor tenia sonrisa y perdon, porque era condenado
a una vida de persecucion, de sexo sin amor, de gracia inocente sobre desproporcional magnitud de placer junto al recuerdo mas trivial e
irritante de mi existencia. La sobreposicion de imagenes era hostigante, ensordecedora, quemaba y asfixiaba, humillaba y lloraba, como una
vez tuvo que ser, en la petrea constitucion que reemplazaria mi corazon.


El vector error

(Sobre la descripcion de aquel dia ridiculo -del "antiheroe", del "malo"-)
[...]
"La variacion situacional incrementa mi astuta percepcion, de habitual indole racional y sentimental, de divina presion sobre el dilema y solucion,
sobre el arte sin dilatacion temporal, en estetica concepcion de la representacion visual y musical, durante reducidos momentos de lucidez
maxima y esplendor fascinantes" - asi empezo. Era su descripcion, su poca altruista condicion, su arquetipo moldeado a su necesidad y obstaculos,
la mentira de la defensa, durante el largo proceso penal. Describiendo los sucesos, el martes por la tarde, el sujeto parecia en extremo
tranquilo, como si controlase nuestras reacciones, como si hubiese ya vivido el momento. Se empleo brutales formas de indagacion, distintos
metodos de domacion, cuidadosos y fiables artilugios de conciliacion con la verdad. No funciono!. Tal vez porque no poseia nocion ni concepto
de esta, quizas porque se protegia en su excentrico estado de abstracion. El escenario se describia en funcion de lo que se consideraba su
mas grande error: el testimonio de su antiguo amigo y profesor. Ahora sabiamos hacia donde dirigir nuestra atencion, donde se concentraba su
posible debilidad, aunque no se tenia certeza de que acusacion se podria plantear.