Pero todo ha de acabar algún día. Tal como un niño ha de abandonar sus amigos imaginarios para enfrentarse a un mundo cruel que sólo se pondrá peor con el tiempo, tú y yo debemos partir. Creíamos que eramos únicos juntos Pero eras tú quien hace únicas las cosas. Somos corrientes al estar separados. Te paseas con gente que yo repudió, pero sin ti soy sólo uno más, indefinible del montón de aquellos cómo yo.
¿Entonces por qué partir?
La gente ya no te reconocía. No eras la misma. Te confundían con esa otra, corriente y símbolo de la basura en nuestro mundo de fantasía. Ya no significábamos lo mismo. Siempre te cargaré junto a mi cuando deba identificarme por mis simples y alfanuméricos adjetivos no merecidos, pero en nuestra forma verdadera, ya nunca más estaremos juntos.
Pero te veré pronto... cuando tenga tanto dinero que deba comprarte. Para que de nuevo, estés junto a mi...