Durante el embarazo ocurren muchos cambios en el cuerpo de la mujer. Éstos pueden dejar huellas muy marcadas en la piel y músculos, ya que pueden aparecer estrías en los senos o vientre o uno de los más marcados y que pasa a todas las mujeres, es el aumento de los pechos, que se están preparando para la lactancia. Este aumento no es igual en todas las mujeres, pero es muy visible en éstos, sobre todo después de terminar de lactar. Una vez que se termina la lactancia, la mama empieza a recuperar su volumen previo al embarazo, pero los ligamentos y la piel que se han estirado, no se recuperan con la misma facilidad que la glándula y el pecho se ve caído y vacío. En estos casos es conveniente recurrir a la cirugía plástica, para tratar de recuperar su anterior aspecto. Los cirujanos plásticos recomiendan esperar entre 4 meses y un año tras el parto o al terminar la lactancia, hasta que la mama vuelva a su forma, antes de realizarse la
operación de pecho caído, para así saber exactamente cuánto tejido y piel sobran. Cuanto más tiempo se espere para realizar la cirugía plástica de senos, mejores resultados se pueden conseguir, pues también depende de la predisposición genética de la mujer, lo que puede favorecer que el pecho se caiga, que pierda volumen y que empeore su resultado estético. Tomando en cuenta que la lactancia no empeora el resultado estético final del pecho, pues es el propio embarazo, y un mayor número de ellos, lo que produce más riesgos de caída del pecho y pérdida de volumen.