El año pasado fue noticia en Internet el descubrimiento de lo que hacen las impresoras de inyección con la carísima tinta. En vez de servir para escribir nuestros documentos, una serie de mecanismos hacen que buena parte de ella se acumule en el interior de la máquina y finalmente se desperdicie, haciéndonos de ir a comprar un nuevo cartucho más pronto.

No hubiera hecho falta ni abrirla. Sólo con ponerla de lado para buscar los primeros tornillos ya empezó a salir la tinta a chorros por las rendijas. Cuidado en traslados y mudanzas, estamos avisados.

Y viendo el interior... esto es lo que hay. Previamente pagado a precio de oro.


Fuente de la Noticia Completa