El segundo factor sería el surgimiento y consolidación de dos competidores que, cada uno a su manera, desafían la posición de Microsoft en el mercado tecnológico. Por una parte está Google, que ha capitalizado un enorme patrimonio financiero a la vez que lanza incesantemente nuevos servicios. Por otra parte está Linux y el movimiento de código abierto, que ofrece gratuitamente muchas funciones equivalentes a las que Microsoft distribuye comercialmente.
En entrevistas con diversos medios estadounidenses, el presidente de Microsoft, Steve Ballmer, explicó que la reorganización ”se orientará en parte a gestionar servicios basados en software en competencia con otros actores que podrían usar esa estrategia para captar nuevas cuotas del mercado”.
“No es una exclusividad nuestra intentar ofrecer software combinado con servicios. Es imperativo actuar con celeridad y agresividad”, indicó Ballmer.
Ballmer anuncia que la compañía seguirá una suerte de ”principio de subsidiariedad”, según el cual la toma de decisiones será parcialmente delegada en sectores subordinados de la jerarquía corporativa de Microsoft. La intención es poder actuar con mayor flexibilidad y rapidez.
La “nueva Microsoft” estará organizada en tres grandes divisiones. Los máximos ejecutivos de cada una de estas secciones tendrán el cargo de presidente:
“Platform Products and Services” estará presidida por Jim Allchin y abarcará Windows, Windows Server, herramientas de desarrollo y MSN.
“Business” concentrará las aplicaciones como Office, contabilidad, CRM, ERP y otros sistemas de negocios. Estará presidida por Jeff Raikes.
“Entertainment and Devices” agrupará a Xbox, videojuegos, música, servicios y sistemas móviles, además de otras unidades integradas. Estará presidida por Robbie Bach.