Habitación 205, sus ocupantes salen de ella, van hacia el final de pasillo y usan las escaleras de incendio, no les interesa mucho mojarse, tienen cosas más importantes de las cuales preocuparse. Terminan de bajar y se encuentran en un callejón con mucha suciedad y varios tachos de basura llenos, caminan hacia la calle y una vez allí se dirigen a una estación de subte que se encuentra a 6 cuadras, en el camino el vecindario cambia muy poco. Bajan por las escaleras y saltan los molinetes. Esperan unos minutos en el andén a que venga el subte.

El conserje ve pasar el tiempo y no ve salir a los ocupantes de la habitación 205, esto comienza a parecerle sospechoso y manda a un empleado a limpiar el pasillo de ese piso. Cuando regresa le informa que la habitación esta vacía.
La puerta se abre otra vez, la persona lleva un sobretodo muy mojado, él también se encuentra bastante mojado. Se le saca y lo deja tirado afuera, pasa caminando con un paso apurado y firme hasta la recepción.
—¿Que paso?
—Día complicado hoy, la lluvia me esta trayendo gente extraña, primero un par hombres “modernos”, vestidos con ropas raras y mucho metal en la cara. Luego, un enano que parecía salido de una película sobre el siglo pasado junto con un monigote alto que parecía ser su guardaespaldas. Y ahora, vos, que ni siquiera me preguntas como estoy y...
—¿Cómo estas?
El conserje lo mira serio, desafiante y molesto por esa pregunta.
—No muy bien, pero estoy mejor que tus modales —se toma una pausa— Van a intercambiar a Lea por "Moulang" dentro de tres días a las 12:30 en Anderson y Kaplan.
—¿Nada mas?
—Si, los otros salieron por detrás.
—Ya lo suponía, pero los están siguiendo, no te preocupes.
—Tengo cosas más importantes por las cuales preocuparme, ¿Cómo esta Jim?
—Bien, últimamente esta muy callado, algo le pasa pero no sabemos que es.
—Mándale saludos de mi parte, decile que se cuide y que venga algún día para acá, lo extrañamos.
—Le voy a decir, gracias por todo.
—De nada, pero mejora tus modales para la próxima.
Toma ese comentario como una broma, sale a afuera levanta el sobretodo del suelo y sigue su camino.

La estación esta un poco más limpia que el callejón, pero no mucho. A esa hora casi no hay nadie esperando para tomar el subte, y las únicas personas que hay son unos cuantos vagabundos durmiendo. Un vagabundo se encuentra despierto, observando con mucha atención todos los movimientos de las dos personas que acaban de llegar mientras se hace el dormido.
Una luz se asoma por el fondo del túnel, se escucha el ruido de subte hacerse más fuerte, luego más lento, y a lo último, silencio. El subte ya freno, las puertas se abrieron y los dos suben. El vagón esta casi vació y la poca gente que hay los ignora. Caminan hacia el final del último vagón mientras el subte comienza su marcha hacia la próxima estación.
El subte se encuentra mitad de camino, el último vagón esta vacío.
—Ahora —Ordena el jefe mientras usa el freno de emergencia.
El otro abre a la fuerza la puerta que conecta a los vagones, esperan unos segundos y saltan hacia las vías cuando el tren todavía se encuentra en movimiento.
Caminan por el túnel, parece un laberinto, pero conocen muy bien el camino, y luego de andar un rato llegan a una estación abandonada. Está lleno de vagones viejos y rotos, algunos de ellos podrían estar en un museo si fuesen debidamente reacondicionados. La suciedad gobierna en ese lugar, junto con las ratas y toda clase de insectos. A lo lejos se escucha música electrónica mezclado con los ruidos de las ratas.
—Llegamos tarde para la fiesta —comenta el grandote.
Continúan caminando hacia la música con un poco mas de animo.
Llegan a un vagón que bloquea el paso a vaya a saber uno. Golpean la puerta y luego de esperar un poco aparece un hombre mucho más grande que ellos.
—¿Cómo estas? —comienza el pequeño.
—La fiesta ya empezó, esta mejor que otros días, pasen.
El vagón esta lleno de gente, parejas besándose bruscamente, otras teniendo sexo salvaje, algunos tríos y un grupo de lesbianas, todos disfrutando de la noche. Por suerte, esta un poco más limpio que afuera.
Pasando el vagón hay una especie de boliche improvisado, el único punto de entrada o salida es el vagón, o por lo menos eso es lo que todo el mundo sabe, hay una salida secreta pero muy pocos la conocen. El lugar esta lleno, hay gente bailando, otras tomando y algunos están tirados en el piso devorándose a alguien, hay dos o tres vampiros por persona que este muerta en el piso, parecen muertos de hambre alrededor de un banquete muy delicioso, no se preocupan en limpiarse ni en comer educadamente, solo importa comer. Nadie presta atención a los recién llegados, todos están ocupados en algo. En ese lugar esta todo permitido, no hay reglas ni tabúes, uno puede mostrarse tal cual es, siempre y cuando sea vampiro, de lo contrario uno es comida fresca. Pasan a través de la multitud hasta una escalera en el fondo, allí hay dos guardias que los dejan pasar ni bien los ven. Acaban de entrar a la zona VIP.
La escalera lleva a lo que antes era un subsuelo, ahora es donde la pasan bien los peces gordos de los vampiros. Hay varias mujeres, muy lindas y muy fáciles, todas con ganas de mucho sexo, los vampiros que las rodean se dejan seducir por sus encantos sin mucha dificultad.
—Por fin llegaron, ya los estábamos extrañando.
— Jörg , todo salio como habíamos planeado.
—Bien, entonces a seguir con la fiesta.