Es por eso que decidí escribir este artículo, como un simple divertimento que espero que resulte entretenido para los varios millones de lectores que espero conseguir. Vale, además, como una documentación de mi memoria para cuando el Alzheimer nos alcance.
1984: tarjetas perforadas y otras yerbas
Cuando ingresé a la Universidad, una de las noticias que más me llenó de entusiasmo fue el hecho de que iba a llevar la materia de Computación. En ese tiempo, las computadoras eran entes cuasi mitológicos. Uno sabía que existían, pero lo más probable era que jamás hubiéramos visto alguna, ni siquiera de lejos.
Para mi desencanto, jamás pude ver la computadora con la que hacíamos las prácticas. Para hacer uso de ellas, debíamos perforar una serie de tarjetas con unos dispositivos especiales, entregar las tarjetas al encargado y volver en la tarde por el listado del programa (en FORTRAN) y corregir los posibles errores. Cada tarjeta contenía una línea de código, así que para realizar un programa muy sencillo había que perforar alrededor de 100 tarjetas, y posteriormente corregir y desechar aquellas que contenían algun error.
Esta primera experiencia informática fue decepcionante. En primer lugar, era ya una tecnología obsoleta para ese tiempo, y por otra parte, lo complicado del sistema y el poco tiempo que teníamos disponible para las prácticas hacían muy difícil un aprendizaje significativo. Debo confesar que para mi representó un gran alivio el final del semestre.
1986: Basic, manuales y libros de software
Un día, un cuñado mío que era dueño de una pequeña constructora llegó con un montón de libros y me dijo: "Cabrón, acabo de comprar una computadora. Toma estos manuales, porque necesito tener un programa de análisis de costos en tiempo récord". De manera temeraria acepté el reto.Para ese tiempo, el mundo de las PC era caótico. Cada fabricante tenía su propia versión de BIOS, de MS-DOS y de Basic, aunque HP se consolidaba ya como la norma de facto: las marcas que no realizaron clones compatibles con IBM PC fueron saliendo poco a poco del mercado.
La máquina con la que trabajé era una Cannon con 64 KB de RAM (sí, kilobytes), dos unidades de floppy de 5 1/4" con 128 kb de capacidad y sin disco duro (eran muy raros, costaban lo mismo que una computadora y tenían apenas 2 MB de capacidad). En esos años, la industria del software estaba muy poco desarrollada. Las únicas opciones que se tenían era copiar listados de programas en Basic y adaptarlos a la versión específica de Basic, o bien realizarlos desde cero.
Por desgracia, un par de meses después de terminada la aplicación, tuvimos problemas financieros que nos obligaron a vender la PC. Mi flamante programa de análisis de costos quedó prácticamente sin estrenar, y yo me tuve que dedicar a cosas más productivas.
1987-1990: Yo sin computadora
Durante este lapso, mi contacto con las computadoras se volvió mínimo. Las PC's "profesionales" eran aún muy caras, y como alternativa existía una extraordinaria computadora que hoy se ha vuelto de culto: la Commodore. Un hermano mío fue el orgulloso poseedor de una.
Las Commodore venían en tres sabores: 16, 32 y 64; posteriormente apareció la 128. Como es de esperar, el modelo se refería a la cantidad de memoria RAM en kilobytes.
Creo que nunca he conocido una máquina tan simpática como esta. Consistía solamente en un teclado bastante choncho, que era muy peligroso porque podía ser utilizado como arma letal por las esposas abandonadas en aras del culto a la tecnología. Se conectaba directamente a cualquier televisión, lo que le proporcionaba una imagen de muchísima mejor calidad que la de los rudimentarios monitores de ese tiempo. ¡Ah! y también tenía audio.
No tenía integrada ninguna unidad de almacenamiento, ya que se vendían por separado. La más económica era el datasette, que era un lector y escritor de datos... ¡en audiocassetes!
Por ese tiempo comencé a hacer diseño gráfico totalmente a mano. En esas andanzas colaboré un tiempo con un diseñador que poseía una máquina Atari. En un tiempo en que el software gráfico para PC era prácticamente inexistente, la Atari ST poseía programas de edición realmente avanzados, como el Degas Elite y el Canvas, que fueron con los que llegué a realizar pequeños trabajos.
1990: IBM y Microsoft al poder
Cuando volví a tener acceso de tiempo completo a una PC, me encontré con un panorama totalmente distinto. El estándar IBM había casi barrido con la competencia; solamente Apple seguía siendo un fuerte competidor, aunque no en México... al menos, yo no recuerdo haber visto jamás una Apple.
Aún los monitores eran en su mayoría monocromáticos, aunque no ya de color verde o ámbar. El mouse era un complemento todavía poco extendido: casi todo el trabajo se realizaba por medio del teclado. El modelo más avanzado era, si mal no recuerdo, el PC XT 286, que corría a la impresionante velocidad de 6 MHz, y tenía un disco duro de 20 Mb. ¡Todo un despilfarro para la época!
El sistema operativo era el DOS, con posibilidades gráficas muy limitadas. Sin embargo, en ese tiempo tuve oportunidad de trabajar con un software revolucionario: el Ventura Publisher, que después sería adquirido por Corel. Fue el primer software que conocí con capacidades WYSIWYG. Orientado a la autoedición, no era muy intuitivo que digamos, ni muy rápido. Tan sólo para cargar duraba como 5 minutos.
La realidad es que no sé si en esa época ya existían las impresoras de chorro de tinta. El estándar eran las de matriz de puntos, y la calidad de impresión estaba en función de la cantidad de agujitas que tuviera la cabeza. Utilizaban un carrete similar a los de las máquinas de escribir, y había también bicolores, negro y rojo.
el uso que le di a la computadora en ese tiempo fue principalmente como procesador de texto. El software más extendido era el Works, una suite ofimática muy elegante, que combinaba en una sola interfaz la hoja de cálculo, el procesador de texto y la base de datos. Nunca trabajé el WordPerfect, que era el procesador de textos dominante en la época. Sí utilicé, y con mucho placer, las versiones para MSDOS de Word. Como en ese tiempo me dedicaba principalmente a escribir, la utilización del Word significó para mi una notable mejora a mi productividad.
Para quien nunca trabajó con DOS, les diré que era un SO sin entorno gráfico. Todo el trbajo se realizaba con aomandos en consola. Tampoco tenía capacidad multitareas: sólo corría un programa a la vez. Sin embargo, con todo y estos inconvenientes, en esa época surgieron verdaderas joyas de la informática, que comentaré en el apartado siguiente.
Como se mencionó antes, los programas ("paquetes", les llamaban en esa época) que generaban imágenes eran escasos y con capacidades limitadas. Uno de ellos era el Banner, que permitía generar letreros de gran tamaño utilizando las formas continuas. Otro, que utilicé mucho, fue el Fontasy, en el que hacía dibujos, con el puro teclado, pixel por pixel...
1993: Animación y primeros pasos con Windows
En ese año entré a trabajar en una pequeña televisora local, primero como guionista, después como realizador y productor y finalmente como encargado de post-producción. El software que existía era Autodesk Animator, un extraordinario software de animación 2d con el que producía las entradas y créditos para los diversos programas, y de vez en cuando algunos clips animados, de los que desgraciadamente no conservo copias.
Posteriormente llegó a mis manos (no sé si de manera legal, aunque no lo creo) una copia del 3DS, antecesor del 3DMax, con el que sustituí el AA para realizar las entradas. Aún cuando el software era extraordinario, el hardware con el que contaba no era precisamente una ayuda. En cierta ocasión, para realizar el rendering de 30 segundos de animación en un tamaño de 320x200, la máquina tardó tres días con sus noches.
En una de las computadoras que existían en el canal existía una vieja copia del Windows 3.0, que en realidad muy poco utilicé por dos razones: a) No tenía ratón, y b) Esa versión de Windows era realmente poco utilizable. Pocos meses después me compré mi primera computadora que aún conservo: una poderosa PC 486 DX4, con una endemoniada velocidad de 75MHz. Traía preinstalado Windows 3.11, que fue la primera versión "seria" de Windows. Fue así como comencé a explorar software gráfico, concretamente el Corel Draw en su versión 3, y el Word 2.0, que creo que fue la primera versión para Windows.
Paralelamente a mi trabajo en el canal, me dediqué como freelance a dar formato a trabajos de tesis. esto podrá parecer extraño hoy en día, pero en ese tiempo muy poca gente tenía acceso a las computadoras, y más aún, quienes lo tenían pocas veces sabían manipular las opciones necesarias para un trabajo profesional, como la inclusión de imágenes, generación de gráficas y tablas, citas al pie de página, índices y paginación. De hecho, creo que muchos usuarios de hoy en día no saben hacer algunas de estas cosas...
Los periféricos estratosféricos
En ese tiempo muchos de los periféricos que hoy vienen integrados en cualquier máquina pinchurrienta se vendían por separado y a un elevadísimo precio. Por ejemplo, la tarjeta de sonido y el lector de cd. Ni qué decir de otros más "especializados", como el escáner, que en 1995 costaba, si mal no recuerdo, 16,000 pesos mexicanos, unos 1,600 dólares al tipo de cambio de ese entonces.
Instalar Windows era una pesadilla: el programa de instalación constaba de unos 60 disquetes, que había que irlos metiendo uno por uno. Y si por mala fortuna había uno dañado (digamos, el 54) ahí se jodía la Francia, porque había que volver a empezar.
Trasladar archivos grandes (por ejemplo, para un cartel) era una pesadilla. El sistema más utilizado era por medio de unidades ZIP, que utilizaban una especie de disquete de "gran" capacidad. Por desgracia, tanto el lector-escritor como los propios discos eran muy caros, así que uno tenía que darse sus mañas, comprimiendo en archivos parciales para guardarlos en varios disquetes. Las primeras quemadoras grababan los discos a velocidad 1x1, y eran carísimas. Se trataba de unidades externas que se conectaban al puerto serial. Cada CD costaba el equivalente a 10 dólares, más o menos.
1995: Navegando por Internet
Hasta hace relativamente pocos años, Internet era una tecnología ajena a la gran mayoría de las personas. Uno sabía que existía, pero salvo en las Universidades, rara vez se veía a alguien haciendo uso de ella.
Hacia 1995 me trasladé a una oficina de gobierno, en donde se contrató el servicio. Como ya me he extendido demasiado, voy a puntualizar acerca de las diferencias del servicio con respecto a hoy:
La conexión se realizaba por medio de un módem telefónico, que en teoría tenía una velocidad de 28.8 kbps, aunque en la práctica rara vez rebasaba los 10. Muchos de los lectores posiblemente jamás escucharon el peculiar sonido del módem al conectarse, proceso que en ocasiones duraba varios minutos. El módem en sí costaba una buena lana.
Los navegadores eran de paga. El líder del mercado en ese tiempo era Netscape, papá de Mozilla.
No existían servicios gratuitos de correo electrónico. Los buzones se cobraban por separado, ya que no estaban incluidos en el servicio. La capacidad era limitadísima.
Debido a la lentitud de las conexiones, las descargas de software eran muy difíciles. Esa fue la época dorada de las revistas especializadas que incluían un CD con software de prueba.
No había bloqueadores de pop-ups. En ocasiones, si uno tenía mala suerte, el navegador abría cientos de páginas ininterrumpidamente.
No estoy muy seguro, pero creo que no se podía incrustar video en las páginas. Pero aún cuando sí fuera posible, no era en absoluto práctico, debido, otra vez, a la lentitud de las conexiones.
No existía flash. Toda la animación se realizaba por medio de gifs animados o applets de java.
Lo mismo vale para funciones avanzadas, por ejemplo, menús interactivos. Había enormes bibliotecas de applets de java que servían para "embellecer" las páginas, aunqe en la mayoría de los casos más bien les daban al traste.
Los buscadores líderes eran Altavista y Yahoo. Cuando apareció Google fue un boom, debido, principalmente, a su gran eficiencia y a la simplicidad de su diseño.
Colofón
Realmente se me han quedado muchas cosas en el tintero, como el tema de los virus y mis progresivas desaveniencias con Microsoft que culminó con mi emigración a Linux, pero tal vez eso será tema para otro escrito.
jajaja Era genialmente divertido 
Hay veces que se extraña el sonidito del modem 
