Uno de los aspectos de Python que no fue de su gusto es el radical token que indica el final de una instrucción o mejor dicho, la falta del token tradicional destinado a esta tarea: el famoso punto y coma (;); afirmaba que lo extrañaría, que no podía vivir sin él y que veía feo el código escrito en Python por utilizar el carácter de fin de línea en su lugar. Pero creo que su malestar mas grande provenía de la forma empleada por el lenguaje para definir los bloques de instrucciones: la identación; realizó las mismas quejas y afirmaciones anteriores pero esta vez con las muy odiadas llaves ({}).
A pesar de que mi amigo experimentaba toda esta incomodidad con el lenguaje, yo no me dí por vencido y decidí enseñarle un pequeño programa que desarrollé para simular el conocido Juego de la Vida. A raíz de esta pequeña introducción, decidió darle una oportunidad a Python (YAY!!); ya ha comenzado a leer y a experimentar con el interprete interactivo, y comienza a plantearme ciertas dudas.
¿Cuál es la moraleja? Somos evangelistas! No se den por vencidos, como pythoneros tenemos la responsabilidad de hacer conocer este excelente, poderoso y versátil lenguaje de programación.